Recibimos en la redacción de Pezcalandia un informe de Pablo Labarta, el Tuna, para los íntimos, que como es habitual son un deleite en su lectura ...
Un día, un loco aventurero empezó a consultarme, a mí y otros, por la pesca en el NOA, llegó un par de veces al Dulce y Juramento con distinta suerte.
Después se le ocurrió ir a conocer el Baritu. Es así que me dijo el 1 de Agosto, vamos a hacer la travesía con mis hijos, guardaparque y guía, si queres venir, te invito!!! Como a mí no me gusta... le dije puede ser….
Después de mucha logística por parte de todos ellos, llegó el momento y me pasaron a buscar.
Yo ya tenía mi mochila lista desde hacía una semana, que por prescripción médica no podía acarrear.
El pronóstico era malo, mucho frío, pero en la selva y en buena compañía es imposible pasarla mal, sino todo lo contrario! Era el 31 de Julio a la tarde cuando llegaron a casa, empezamos a armar y desarmar bultos, las dudas eran muchas, pero no mas que las ganas.
Los acomode en el Deposito- Mosquero (para que se vayan aclimatando) y a dormir un rato. A las cinco de la mañana salimos a Aguas Blancas, viaje de tres horas tranquilo, llegamos e hicimos aduana. Cruzamos a Bermejo, fuimos directo al mercado a tomar un “api” con tortilla frita, luego a la feria a buscar algunas cosas.
Nos cansamos rápido y salimos río Bermejo arriba. El día estaba nublado, frío, pero paramos igual en la Junta del Lipeo y Condado (altura de Nogalito) hacer una picada, Jorge unos tiros donde logró un pique.
Desde ahí nos quedaban dos horas hasta Los Toldos, donde nos esperaba Matías, el Jefe del Parque Nacional Baritu y encargado de coordinar el grupo de viaje. Hicimos trámite en Gendarmería y seguimos hasta Lipeo, por un camino sinuoso por medio de lomas de pajonales y trementinales, para luego empezar a bajar al monte Yungueño al pie del cerro Ukumar.
Fuimos cordialmente recibidos por el maestro de la escuela y Clemente, que en poco tiempo nos acomodaron en la escuela, nos convidaron un café con bollo recién horneado y gestionaron un lechón para la noche.
La suite fue el aula del jardín de infantes, en donde dormimos como bebés, aunque dicen que yo ronqué como un oso, luego de un largo día.
Así transcurrió nuestro día de la Pachamama, llegando a uno de los mas profundos lugares de sus entrañas!
Me trajo muchos recuerdos de viajes lejanos, donde veníamos a pescar truchas con Mario, Negro y Raúl, amigos con los que me hice en la pesca. También las truchas que alguna vez enviamos con Diego Castillo y el Dr Franco y algún vuelo de la Gendarmería. Por alguna razón empecé a sentir que se agrandaba mi corazón.
Por otra parte el Parque Nacional Baritu, Reserva Provincial Laguna de Pintascayo y sus alrededores debieran tener mas destacamentos de Guardafaunas permanentes para su correcta preservación, hoy cuentan con uno solo y mínimo, considero que debieran ser cuatro, ya que son permanentemente agredidos por los depredadores de todo tipo (cazadores, dinamiteros, rederos, desforestadores, contrabandistas, etc).
Al alba ya estábamos tomando el desayuno con el maestro, humahuaqueño, radicado ahí desde hace mucho, del cual nunca me acordaré de su nombre, creo que Anselmo, pero jamás me olvidaré su hospitalidad criolla, y que pronto seguramente volveré a visitar con mi famila tipo.
Despejamos el aula antes que lleguen los chicos a clases. Fuimos a caminar río arriba y ver si habían algunas truchas y nos encontramos con hermosos pozones y algunas lindas, morrudas y peleadoras arco iris. Cuando volvimos ya era el mediodía y todo el equipo estaba en pleno preparativo de las respectivas mochilas!
El grupo estaba integrado por Mariano, guardaparque y jefe de la expedición, Clemente ayudante de Campo, Pánfilo, nuestro guía, Juan, estudiante de turismo de los Toldos, Jorge, el loco de la idea, Claudio y Pablo sus hijos y yo colinchero.
La travesía era bajar el Lipeo hasta la junta del Condado, donde se forma el Bermejo a la altura de la finca la Pavas, en cuatro días y medio. Nosotros íbamos a conocer e intentar pescar el resto hacer cada uno su trabajo.
A la una de la tarde, bajo un cielo gris y fresco, salimos por una senda que se fue complicando con las horas y los changos que venían del sur y no están acostumbrados estuvieron a punto de tirar el bofe!
Pero gracias al espíritu de grupo, las ganas y sobre todo el apoyo de los guías, atardeciendo llegamos al río y acampamos.
Considero que este es otro buen lugar para dejar las osamentas, estar mas cerca de Dios, en el corazón de la tierra y lejos de la miseria humana!!!!
Hicimos unos tiros pero no vimos nada, tampoco pudimos llegar a buenos pozones ya que no nos queríamos mojar. Entre medio de algunos lamentos, empezamos a cocinar un arroz con charqui. Comimos, nos volvió el alma al cuerpo, unos cuentos de miedo y a dormir.
Por suerte llevé una buena bolsa de dormir que me permitió dormir a la intemperie, sobre la arena, sin problemas.
Pero antes que amanezca empezó a lloviznar finito y me preocupe. Seguramente estaba nevando en las alturas porque el fresco pegaba.
Buen desayuno y a preparar las mochilas de nuevo. Ya todo por el río y siempre sobre las huellas de algún Yaguarete, iba probando con las truchas, donde pude hacer picar una y nada, así que el ritmo de la caminata me hizo desarmar el equipo.
Un tramo deslumbrante donde en la primavera se encuentran Dorados con truchas!!! Prendimos un fuego para calentarnos y hacer una picada al mediodía bajo una cascada. Los vadeos son profundos y la temperatura del agua estaba muy baja seguro que por los cinco grados. Teníamos que salir del angosto, lo que nos hizo andar trepados por las peñas, hacer algo de Rapel y tuvimos que hacer un puente de alisos, para poder cruzar un tramo sin mojar nuestras mochilas.
Seguía frío y no podíamos parar a pesar del cansancio. Llegamos a nuestra segunda noche en medio de un gran arenal, fuego y dos paquetes de fideos con salsa de hongos, previos mates.
Luego en el río ya abierto, se intensificaron las huellas y empezaron a aparecer las aves pescadoras y carroñeras. El río empezó a mostrar muchos alevinos de sábalos muertos, en los madrejones cardúmenes de mojarras y algunos alevinos aparentemente de dorados.
Ésto me llamó mucho la atención ya que los tamaños eran muy chicos, ni 10 cms y no se veían cardúmenes de medianos como se ven en otros ríos. Como si aquí hubiesen desovado recién a fines del verano, cuando normalmente lo empiezan hacer a fines de la primavera o principio del verano.
Y ahí me volví a preguntar donde están lo biólogos que salen de las Universidades?
Seguramente en oficinas alimentando mas burocracia!!!!
Ya que la poca bibliografía que hay no dice nada de los Dorados de las Yungas, y mas aún, tiene poco que ver con lo que realmente pasa por estos lares.
Al mediodía llegamos a San Martín, junta con el Baritu. Donde con la mano saque dos sábalos tiesos de frío, los cuales los picamos al estilo Chaqueño. Mariano midió las temperaturas de ambos ríos con una diferencia de dos grados, 9 y 11, lo que explicaba que todos los peces se ponían en el remanso donde entraba el agua de mayor temperatura (Baritu) y encima el solo no salía.
Ahí empezamos a ver cardúmenes de dorados moribundos y cadáveres de la nevada anterior. Sobre todo de Dorados, alevinos de sábalos y viejas del agua. Esto nos hizo armar las cañas pero sin ningún pique. Atardeciendo pasamos por un pozo que parecía una pecera llena de sábalos y unos dorados que merodeaban, lo mejor que logré es que uno siguiera mi mosca un par de metros!!!
A la tarde ya acampados, fuimos a buscar algún sábalo para comer y encontré un dorado de unos cinco kilos que parecía un quebracho de duro que estaba, pero todavía vivo y muy lastimado.
Esa noche comimos de nuevo arroz. El cuarto día la cosa se intensificó y sectorizó. Ví varios dorados muertos y otros que apenas podían moverse.
Primero supusimos que podían ser dinamiteros y rederos, pero luego nos convencimos que era el frío, ya que no había rastros de ningún cristiano.
Para mi el frío los entumece, la corriente los arrastra (es por eso que pescan con chapapas en el Bermejo), empiezan a golpearse contra las piedras, salen a la orilla y son atacados por los predadores. Los que logran mantenerse vivos, quedan con las marcas sangrantes e inmediatamente, se les empieza a salir hongos en las heridas, que a muchos los termina matando.
Tanto es así, que logré sacar del fondo de un remanso, uno grande (12 0 13 kilos) que tenía heridas con hongos de la primera nevada, llena de hongos, que hasta le tomaron un ojo y las nuevas recién sangrantes, que lo terminaron de matar.
La semana pasada ya habíamos observado lo mismo en el pescado, donde habíamos vivido una experiencia similar.
La ultima noche ya despejándose desde el Sur, fueron tres paquetes de fideos, el frío y desgaste nos estaban terminando las reservas, unas sopas y un cafecito con Bardal, que preparaba a escondidas Pánfilo (nunca supimos la receta, pero sospecho que tenía unas gotas de pechito colorado).
Amanecimos en medio de una niebla cerrada, mucho rocío y frío, el agua estaba a siete grados. En el transcurso de la mañana se fue despejando y pegando el sol, empezaron a aparecer las huellas de abarcas y desaparecer las del tigre y también los peces.
Coincidía con un pircado de piedras, que no dejaban pasar las vacas a unas dos horas de nuestro destino.
La hora convenida eran las 18, pero llegamos a las 14,30 y como si nos hubiesen olfateado (seguramente porque parecíamos una piara de chanchos que bajábamos), ya nos estaban esperando.
Así que en medio de la plantación de papas, cargamos las mochilas en las camionetas y nos fuimos a tomar unas cervezas componedoras a Nogalito. Donde compartimos los comentarios, expresamos nuestras alegrías…..
Estoy inmensamente agradecido a Dios y la Pacha, por haberme dado la salud y fuerza para poder hacerlo, a todo el grupo de gente que hizo posible ésta magnífica experiencia y al equipo de viaje del cual aprendí mucho.
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Buena pesca
Por Tuna Labarta - Runa Mayu