Recibí una invitación de Los Mellizos de Berisso, Adrián y Ariel Esteban, del staff Pezcalandia South West, una inmensa alegría, pescar dorados en la mañana del 24 de diciembre.
La idea de ellos era despedir el año pescando con amigos, lo haríamos desde las seis de la mañana, hasta las primeras horas de la tarde aproximadamente, para poder llegar a nuestros hogares temprano.
Demás está decir que no tuve mucho que pensar, primero por sentirme honrado con la amistad de estos dos locos maravillosos y segundo…lo segundo es obvio. Nosotros teníamos nuestros planes y el tiempo los suyos, comenzó a lloviznar desde la madrugada y los pronósticos aseguraban que se despejaría para la salida del sol. Y así fue, a las seis de la mañana el cielo se presentaba límpido, con una brisa fuerte del sector norte.
Fuimos de la partida Adrián, quien sería nuestro capitán, Ariel, Agus “El Poro”, el primo de ambos, Don Lito Brun, un viejo lobo de mar, con más historias de pesca que todos nosotros juntos. Dado que el río presentaba una fuerte bajante, Adrián decidió amarrarse a los palos del malecón sur, río afuera.
Todavía no se había acomodado la lancha, cuando Ariel que ya había lanzado, tuvo un pique de dorado, seguido por su primo que también clavó el suyo.
En nuestro primer lanzamiento, Adrián y yo también capturamos un par de hermosos tigres del río.
Cuando la adrenalina se diluyó y ya menos ansiosos, noté con asombro que el viejo lobo del mar en la popa, lugar que le fue destinado, había armado una interesante tomatera, tenía no menos de cuatro cañas plantadas, todas preparadas con la intención de pescar manduvas.
Yo hice saber, que mi intención era la misma y que no pararía hasta sacar una con señuelo, así que me senté en el borde de la banda de estribor y mientras los otros tres hacían silbar los muñequitos cerquita de mis orejas, comencé a lanzar en un ángulo abierto, hacia popa, luego de dos o tres paradas en seco del señuelo, para luego soltarlo, tuve un pique, clavada y salto maravilloso fuera del agua de un misil verde amarillo; había logrado el objetivo.
Mientras tanto, como los dorados estaban comiendo del otro lado del malecón, mis amigos tenían que tirar entre medio de los palos, con los consabidos enganches, abundaron las bromas y gastadas, pero como todos, y me incluyo, al menos una vez, dejamos un madero decorado como arbolito de navidad, logramos salir airosos con nuestro orgullo bastante indemne.
Acá tengo que hacer una aclaración, si bien esta pesca es complicada por tener que tirar entre palos y piedras, entre cuatro tipos lanzando muñecos a diestra y siniestra, no perdimos un solo señuelo. En todos los casos, Adrián puso el motor en marcha, se arrimó al malecón y Ariel que estaba en proa, liberó todos y cada uno de ellos.
Así que no hay que temer en ese sentido, la única precaución, es usar nylon del 35 o 40 en lugar de multifilamento, dado que los troncos tienen adheridas colonias de mejilloncitos y estos son filosos como navaja, además hay que colocar una salida de un metro mas o menos, de nylon del 60 o fluorocarbon como en mi caso, para no correr riesgos, revisándola cada tanto por si hubieren melladuras.
Cuando los dorados decidieron pasar para este lado del malecón, los lanzamientos fueron paralelos, así que ya no hubo mas enganches, salvo algún tiro defectuoso.
Al llegar el reloj a la una de la tarde, Adrián dió orden de levantar los equipos, y no tuvo ninguna negativa por parte de la tripulación, en cinco horas o menos de pesca, hemos sacado sin lugar a exagerar, más de 100 dorados.
Es cierto que no son muy grandes, los portes oscilaron entre uno y dos kilos y medio, pero con equipos livianos, y los señuelos Yo Zuri, sin duda a la hora de la verdad, se deja demostrado la ventaja a otras marcas.
La fiesta estuvo asegurada y quedamos todos cansados y felices.
Lentamente emprendimos el retorno a la marina y luego de saludar a mis amigos y agradecer una vez más su generosa invitación, emprendí el regreso a la selva de cemento caliente, lleno de alegría, porque no les conté a ellos pero, me pareció ver entre el brillo de las olas y la resolana, que un poco te enceguecen, a Papa Noel abriendo su bolsa inmensa y desparramando por el río un millón de regalitos dorados, para que en el 2011 podamos seguir disfrutando. O habrá sido mi febril imaginación…?
Para finalizar, amigos ya saben, si quieren seguir pescando cuidemos el río y los peces, no ensuciemos al primero y devolvamos con vida a quienes nos hacen disfrutar lo que mas nos gusta, pescar!!!!
Hasta la próxima y FELIZ AÑO NUEVO
Omar Ariel Civale
DUMBO Fishing Team
Guías de Pesca Profesionales en Berisso
Staff Pezcalandia
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