La redacción de Pezcalandia recibió una nota de Mariela, que el Tuna Labarta no enviara y dice así..
Hola amigos del río!!! Me llamo Mariela y soy del norte argentino, vivo en Salta. Hace casi cuatro años gracias a que trabajé para Alejandro Haro (guía de pesca y operador de "JuramentoFlyfishing") pude conocer, aprender y experimentar acerca de la emocionante pesca deportiva de dorados en la modalidad de fly cast.
Amigos incondicionales, grandes pescadores y guías como Alejandro, Agustín, Emiliano y Tuna Labarta, colaboraron para que pronto me apasionara por el río Juramento y por sus dorados.
Flotamos en balsas aguas abajo del Embalse "El Tunal ", por lo general en grupos de a tres y nos turnamos para remar. Las jornadas de pesca son largas y a veces bastante duras, sobre todo en verano, cuando las temperaturas llegan a los 40º y los insaciables jejenes, hacen de la suya durante todo el día. Pero ni siquiera éstos "obstáculos" logran que no desee con todas mis ganas, armar mi equipo, preparar mis moscas y subirme a la balsa en busca de un dorado.
Una conjunción de sentimientos se apodera de mí, inexplicablemente en cuanto nos acercamos al río. Debo decidir qué mosca usaré... el tamaño (por lo general no muy voluminosa para no cansar mi brazo muy rápido, pues son casi ocho horas de levante y casteo); el color... dependiendo del estado del agua en esa época del año (agua clara y verdosa o un poco enturbiada cuando comienzan las lluvias); preparo algunos leaderes (de acero) para no perder demasiado tiempo, en cambiar una mosca después de algun corte (muchas veces quedan adornando las tuscas, con suerte la balsa que viene atrás logra recuperarla); ubico a mano un alicate, una pinza, la caja de moscas, lentes polarizados, gorra, protector solar y mucho repelente.
Todo esta listo y nos embarcamos!! Con los primeros cast, comienzo a ablandar mi muñeca y de paso, pruebo mi mosca, tiene que estar bien lastrada, para que profundice rápidamente al contacto con el agua y la combinación de materiales que usé en su armado la noche anterior tiene que lograr que nade lo mas natural posible.
No sé con qué me sorprenderá esta vez el río!!! Otra vez una oleada de emociones me invade, nervios, adrenalina, temor... Enseguida diviso un un buen lugar, me concentro en el tiro, en sacar suficiente línea, tirar y frenar mi caña a tiempo, para que mi mosca apenas roce la orilla y no golpee muy fuerte el agua. Logro que llegue justo a ese hueco, con salida entre una enramada caída y una empalizada. La acomodo y recojo suavemente para que nade en contra de la corriente unos pocos centímetros, sin dejar que profundice demasiado y se pueda enganchar en algún palo sumergido que no llego a ver. Todo ésta secuencia de procedimientos pasa en menos de 10 segundos, la balsa avanza y no tengo otra oportunidad allí, tengo que intentar en el siguiente lugar, que ya está encima, no tengo mucho tiempo y vuelvo a tirar, esta vez no llego al objetivo y me enojo conmigo misma. Me enfoco en el que sigue, está difícil pero decido jugármela, es un pequeño remanso en medio de grandes troncos y ramas por encima, pueden pasar dos cosas: perder mi mosca por no levantarla a tiempo, o peor aún, si un dorado la toma... cómo hago para sacarlo, no hay manera, puedo perder línea, mosca y dorado.
Ésta vez me sale bien y no pierdo nada. Pronto me toca remar y puedo relajarme un poco y disfrutar de la otra parte enriquecedora de este río, su paisaje, su verde todo alrededor, sus flores en primavera, el cantar de las aves, las nutrias que nos miran despreocupadas. Puro oxígeno y vida, un placer. Llega la hora del almuerzo a la sombra de algún viejo arbol, mesita, sillas, heladera y el picnic . De más está decir que las comidas y las bebidas a la vera del río, toman otro sabor, al igual que las anécdotas de pesca de cada uno, entre risas y bromas descansamos un poco del sol abrazador y nos preparamos para el último tramo. Cambio mi mosca y pruebo con una más clara y llamativa (cabeza naranja, lomo rojo, con algunos brillos de pavo real y panza amarilla).
Nos acercamos a una larga barranca, puedo hacer varios tiros y me va saliendo uno mejor que el otro, uno en especial en el que logro que mi mosca bese la orilla y salga nadando apenas profunda, costeando la barranca, cuando de repente lo veo, lo vemos todos, de abajo apareció, como una flecha, voraz, violento, contengo mi instinto de recoger la línea rápidamente y espero un segundo, lo suficiente para que ataque de una y ahi sí, clavo con la linea y con la caña, juntas a la vez.
Mi corazón late a mil y me tiemblan las manos, mientras "él " nos dá un espectáculo magnífico de saltos acrobaticos y corridas. Gritos y sapukay en el río!!! Un hermoso amarillo que lucha ferozmente por zafarse, pero que pronto se cansa y cede, puedo arrimarlo a la orilla, un macho de 6 kg, de pura fuerza, que me alegra la tarde aún más. Después del pesaje las medidas y las fotos, beso y al agua nuevamente. Devolver para mi es tan gratificante como pescar. Abrazos y felicitaciones me rodean, todavía siento que me vibra el pecho.
Gracias "Pachamama" por dejarme sentir estos placeres!!!
Sigo aprendiendo y sumando conocimientos, y de cada experiencia de pesca me llevo una dicha, con capturas o sin ellas, con instantáneas que a veces solo quedan en mi mente y que me hacen querer regresar nuevamente lo antes posible.
Via Pablo "Tuna" Labarta
Para Pezcalandia
Por Mariela Carolina Ferro 387-4076459