Para la comunidad Pezcalandia, quería comentarles, que he tenido la suerte de realizar un viaje único, con un grupo de amigos, conocer otros países y pescar las especies más deportivas, que nos brinda la naturaleza.
En este relato trato de llevarlos conmigo a revivir esta experiencia inolvidable. Allí nos encontramos con Osvaldo y Marcelo para recorrer los stands y ver las novedades.
La consigna fue que si nos dispersábamos, el punto de encuentro sería el stand de AQUAFISH, donde nuestros amigos Mariano y Loli nos esperarían con un rico café caliente. Así fue como la hora comenzó a correr y el cierre de “la expo” nos encontró completamente atónitos mirando un video de pesca de marlines. Varias veces, Mariano nos habló y ninguno de los tres reaccionó, hasta, que en un momento, nos trajo de nuevo a la realidad con las palabras mágicas: “¿Qué esperan para ir?”. Siguieron sonrisas, bromas, los comentarios de los “imposibles” de las más variadas razones hasta que el tema empezó a entrar en un camino de seriedad sin retorno.
El pro TEAM PEZCALANDIA ya estaba listo para cualquier destino. Las coordenadas eran inequívocas: Costa Rica, donde Marcelo y Marcela ya habían viajado hace unos años, Venezuela, Isla Galápagos o Panamá, destinos que Aquafish tiene bien aceitados.
Salimos de la feria y seguimos soñando con el viaje en un bar cercano, pero ahora, evaluando fechas probables, fases de la luna, vigencia de los pasaportes y el factor más importante: cómo le decimos a las chicas que nos íbamos a pescar allá. Contra todas las predicciones, fue mucho más fácil de lo esperado al plantearles el tema ya que lo único que esbozaron fue: “¡Buenísimo! … ¿cuándo salimos?”
Obviamente que la única forma de realizar este viaje era de la mano de Aquafish, compañía con la más vasta trayectoria y experiencia en nuestro país para organizar tours de pesca deportiva en el exterior. No había duda que estábamos hablando con los mejores. El 23 de febrero a las 03:30 am estábamos a bordo de un boeing partiendo en un vuelo de TACA rumbo a San José, previa escala en Lima, con el tubo de cañas a punto de reventar, las cajas de señuelos que explotaban, varios kilos de jiggs y la muy grata compañía de María, Marcela y Nadia. Costa Rica, la democracia más antigua de América, la república sin ejércitos, es un paraíso: el país más verde del planeta. Tierra de selvas y volcanes, ríos y cascadas, Atlántico y Pacífico. En Costa Rica, los papagayos y tucanes surcan el cielo, las ardillas se acercan a milímetros reclamando comida, los mapaches hurtan alimentos de las mochilas, los monos aulladores preanuncian el nuevo día, las iguanas toman sol en los senderos, los cangrejos investigan cada milímetro de las playas y los pájaros trinan las melodías más encantadoras que uno pueda imaginar.
El mar, del azul más profundo y de una transparencia y temperatura increíble, atesora sus joyas más preciadas para los pescadores deportivos: Marlines, Peces Vela, Dolphins, Gallos, Atunes, Trevalis, Agujas, Amberjacks, Pargos, Bonitos, entre otros muchos. Cuando Dios creó el edén no cabe la menor duda que estuvo un buen rato trabajando en Costa Rica. Demoramos 10 interminables horas de vuelos y tránsito en aeropuertos hasta arribar al Hotel Balmoral en San José. Luego del check in de rigor inmediatamente realizamos un interesantísimo city tour por la ciudad. A la noche cenamos con Nilish, un amigo de Marcela directivo de la multinacional Dole y a la 01:30 am estábamos tratando de dormir aunque sea un par de horas para partir luego raudamente al Parque Nacional Volcán Poás, volcán activo que está a más de 2.600 m sobre el nivel del mar.
Como se puede apreciar, un viaje colmado de experiencias y emociones nuevas. Ya de regreso y luego de un más que nutritivo desayuno típico costarricense, donde el “gallo pinto” es la vedette (un guiso de arroz con salsa agridulce y porotos negros), comenzamos el derrotero hacia nuestro destino final: el pintoresco pueblo de Dominical. Recorrimos 162 km de camino de montaña, hicimos un impresionante “canopy” con vista a la Playa Herradura, visitamos Los Sueños Resort, Marina & Golf, un condominio de otro planeta (¡imposible perdérselo!) y, tras casi 6 agotadoras horas de viaje, arribamos al Hotel Boutique Cuna del Ángel.
Los tres días siguientes fueron destinados a “desacelerar” el ritmo que veníamos trayendo. No obstante ello, como Costa Rica tiene 3 horas menos que Buenos Aires, no había demasiado tiempo para relajarse ya que el día tiene 12 horas de luz solar, amaneciendo a las 05:30hs. Organizamos los horarios y a la mañana temprano luego del desayuno siempre visitábamos un parque nacional o una playa paradisíaca. Así fue como conocimos la Playa Puerto Nuevo con unas olas inmensas y cálidas aguas transparentes, el Parque Nacional Ballena destinado a la conservación de los hábitats de varias especies de mamíferos marinos y peces, en los innumerables manglares de los riachos que allí desembocan y Playa Ventanas, otro lugar maravilloso en medio de la selva más exuberante que uno puede imaginar.
El domingo, el Team Pezcalandia, se reencontró con nuestro amigo y manager del tour Mariano de la Rúa, con su hijo Ezequiel (el Chochy) y Oscar Magariños, con quienes integraríamos el equipo de pesca.
El plan era pescar 4 días: lunes, martes y viernes offshore, y jueves inshore. El miércoles sería el día “D” (D-edicado a las chicas …) que nos serviría para reponernos del ritmo agotador de cada salida.
Comenzamos el lunes a las 05:00 am con un desayuno suculento y el sonido de los monos aulladores muy cerca en las copas de los árboles que rodean el hotel. Luego tomamos un comodísimo transfer hacia la Marina Pez Vela en Quepos, distante 42 km al norte del hotel. Allí el crucero “Costa Brava”, propiedad Cuna del Ángel, con sus 2 motores y 500 hp de potencia asomaba majestuoso en el amanecer de la bahía. A bordo nos aguardaban su Capitán Melvin y su tripulación: Óscar y Melvin Jr. Todos excelentes personas, por demás conocedoras del mar y expertos en la pesca deportiva de altura en la modalidad trolling. Partimos en dirección NO y navegamos durante casi 2 horas las 40 millas que nos separaban de la costa hasta el lugar elegido.
Óscar y Melvin Jr. comenzaron a preparar los ballyhoo de una manera artesanal. Uno a uno, ataron con una plomada pasante de unos 20 g dentro de los opérculos y haciendo un lazo por detrás de éstos, para evitar que se desplazara, terminaban de ajustarlo sobre la cabeza del pescado, finalizando por cortar su largo pico simulando el mejor de los señuelos Yo Zuri o Rapala. Debajo del ajuste de esta atadura sobre la cabeza pasaba un anzuelo Owner Circle Hook Nº 6/0 que quedaba totalmente libre, atado a una brazolada de fluorocarbon Sumax de 1 metro de largo. Cuando el pez ataca hay que dejarlo comer unos segundos y luego clavar la caña con el freno del reel milimétricamente ajustado de manera que el anzuelo se desplace dentro de su boca y se ensarte en la comisura del labio. Ese pequeño espacio dentro de la boca ósea del pez es el único lugar donde se obtiene un pique certero. Parece mentira que semejantes monstruos se claven con un anzuelo tan pequeño.
Apreciar la inmensidad del Océano Pacífico en calma y la transparencia de sus aguas nos conmovió y durante largos minutos nos dejó sin palabras. Aquello que durante tanto tiempo nos había quitado el sueño lo estábamos tocando con las manos. Durante el trayecto, tortugas marinas nos miraban pasar, peces voladores y peces vela nos deleitaban con sus siluetas y espectaculares saltos presagiando la que sería una jornada soñada.
Al llegar, más sorpresas nos aguardaban: miles de aves, algunas literalmente caminando sobre el agua y otras cayendo en picada como misiles desde el cielo, se estaban disputando un frenético banquete, mientras que centenares de delfines negros se desplazaban al mismo ritmo siguiendo un gigantesco cardumen de atunes que no cesaba de comer. Otros barcos que habían divisado el festín se habían acercado a la zona y todos nos aprestamos a comenzar la pesca lanzando jiggs sin parar. El primer intento no fue exitoso ya que la velocidad de desplazamiento y la dirección del cardumen cambiaba constantemente. El Capitán Melvin decidió entonces apartarnos y dejar esos intentos para más adelante. Enseguida la tripulación aprestó los equipos en la popa para dar comienzo a la experiencia más espectacular de nuestras vidas.
Existen dos maneras de realizar esta pesca: a trolling o a pez visto. Pregunta de rigor del capitán y como nos apasionan los desafíos, todos respondimos que habíamos venido a pescar y… para nosotros pescar no es “trolear”.El primer Sailfish fue para Marcelo. El Capitán Melvin gritó desde el fly del barco: “Vela en el teaser! … Vela en el teaser!” Mientras Óscar recogía el engaño, Marcelo cedía nylon. Segundos después, una clavada certera en el momento justo y comenzó la fiesta. Toda la tensión de su cuerpo reflejada en su rostro y todos nosotros junto a la tripulación expectantes festejando y relatando lo que estábamos viviendo. El Vela mostrando toda su majestuosidad y deleitándonos con sus saltos acrobáticos fuera del agua. Una verdadera fiesta para los sentidos.
El capitán fue “popeando” lentamente el barco para no agotar al animal y aquí un tema importantísimo para resaltar y destacar: cómo la gente que se dedica a la pesca deportiva en Costa Rica se ocupa de preservar a los animales para que no se sofoquen ni se dañen ni mueran. La delicadeza con que los toman, los suben a bordo para la foto, se apresuran a devolverlos y luego de reanimarlos sujetándolos del pico los sueltan, es sencillamente admirable. Para quienes fomentamos esta práctica es un momento tan emocionante como el de la captura.
Minutos después siguió mi turno. El Capitán Melvin “canta” de nuevo “Vela!” Rápidamente le colocamos el cinturón con la base de soporte de la caña, unos segundos de espera, clavada justa y otra vez comenzó la fiesta con un Sailfish que parecía no entregarse jamás. Nosotros desde la borda tomando fotos y filmando, y el manager de Aquafish con el snorkel y la filmadora submarina tomando las imágenes desde el agua.
¡Un espectáculo! Y luego de liberarlo créanme que tras mis gafas se cayeron de emoción unas lágrimas. Al rato, otra sorpresa del día soñado: doblete de Velas!!! Para Oscar y para mí. El Capitán Melvin desde el fly marcaba la dirección que tomaban los peces para evitar un corte seguro. La tripulación recogiendo los teasers y las líneas a toda velocidad para despejar la cancha.La alegría y la emoción nos invadían segundo a segundo. La fiesta continuaba instantes más tarde con otro doblete para Osvaldo y Marcelo … ¿Era un sueño o era realidad?
Después fue el turno para nuestro “pequeño” Ezequiel, clavando el primer Pez Vela de su vida: emoción por partida doble, la del “Chochy” y la de su papá que no dejaba de abrazarlo y felicitarlo. Hubo lugar también para un “lujo” de Mariano tirando con equipo de spinning liviano al lado del teaser que venía recogiendo Melvin Jr. y clavando un espectacular Vela. Les aseguro que con esta configuración de equipo: ¡no es apto para cardíacos! Inmediatamente, las fotos, la suelta, los abrazos, tocábamos el cielo con las manos…El día continuó con la misma intensidad. Pasaban unos minutos y el nuestro Capitán “cantaba” otro vela. Pero este día tan especial no iba a terminar sin más sorpresas. Pasado el mediodía, momento en que nos relajamos para refrescarnos y tomar bebidas heladas que nos permitieran mitigar el agobiante calor, vivimos otra emoción límite: doblete de Dolphins saltando a la par fuera del agua cortando la estela del barco. Marcelo y Oscar tomaron sin demora las cañas, afirmando la clavada.
El Dolphin, a diferencia del Vela, es un pez que busca profundidad y vende muy cara su entrega. Fueron varios minutos de lucha sin aflojar ni un milímetro, manteniendo la tensión de la caña para evitar perder la pieza. Mariano, vuelta al agua a filmar las capturas desde otra dimensión. Al finalizar nuestro primer día contabilizamos 22 piques de Peces Vela (13 capturados con 3 dobletes) y 2 Dolphins. Verdadero empacho de emociones y alegrías compartidas.El día dos amaneció nublado, muy caluroso y húmedo. Esta vez, mientras desayunábamos, los monos aulladores permanecieron en silencio. Zarpamos puntualmente, con un mar mucho más movido que el día anterior. Una tormenta eléctrica que se había desatado a la noche evidentemente cambió las condiciones. Luego de casi 2 horas de navegación y mientras el capitán nos decía que la marejada venía desde mar adentro nos preparamos para iniciar la pesca. Esta vez fueron más de una docena los piques errados y muy espaciados. Solo logramos capturar 4 Velas y 2 Dolphins. Evidentemente, algo se había alterado respecto del día anterior y los peces no comían de manera franca.
Después del mediodía y con varios frentes de tormenta a nuestro alrededor, el Capitán Melvin decidió regresar a puerto. A medida que navegábamos el cielo se cerraba más y en un momento divisamos en el horizonte la formación de una gigantesca “manguera” (tromba marina), otro espectáculo que nos regalaba la naturaleza de Costa Rica. La dirección que tomó este fenómeno no era la deseada. Estando a media hora de puerto y con el capitán, los marineros y yo en el fly se nos cruzó por proa a unos 700 m. Las ráfagas del viento y las olas nos sacudieron sin cesar. Fue necesario detener la marcha unos segundos para reordenar los bolsos -y los tripulantes- que rodaron por la cubierta, para reanudar la travesía hacia la costa y navegar al reparo. Por suerte arribamos a puerto sin inconvenientes.
El miércoles (el día “D”… las chicas) fue un día más relajado pero no por eso menos intenso. Volvimos en dirección hacia Quepos y nos desviamos unos 7 kms antes para visitar el Parque Nacional Manuel Antonio, otro lugar maravilloso. En el sendero que lleva a playas paradisíacas vimos monos aulladores, perezosos, iguanas, monos cara blanca y miles de flores de colores. El mar tiene las características típicas del Pacífico: una bahía rodeada de montañas cubiertas de vegetación selvática, playa de arena blanca con infinidad de cocoteros, agua cálida y transparente. Tomamos un baño para mitigar el calor dejando nuestras mochilas con la comida y bebidas debajo de las palmeras. Mariano salió del mar, quiso comer algo y se encontró con la sorpresa que habían saqueado sus pertenencias. Al principio pensó que había sido una broma nuestra, pero después divisó entre la vegetación a 3 mapaches con un paquete de galletas dándose un banquete. Una anécdota más de este maravilloso viaje. Continuamos con un exquisito almuerzo de pescados y mariscos en el famoso restaurante “El Avión” y cerramos nuestro día en el bar de pescadores deportivos más famoso del mundo “El Gran Escape”. Luego de la cena en Cuna, decidimos cambiar radicalmente el estilo de pesca.
Este día con un mar mucho más calmo, navegamos paralelos a la costa buscando fondos y afloraciones rocosas para practicar la pesca inshore. En el trayecto aprovechamos para armar equipos de spinning y bait más livianos con señuelos de superficie y solo dos cañas con carnada. La pesca se realiza al garete a escasos metros de las piedras, aprovechando el movimiento de las olas al dejar al descubierto las rocas marinas y volver a cubrirlas, momento en que los peces pequeños son removidos y atacados por los cazadores. Desde Manuel Antonio hasta Dominical, a lo largo de unos 35 km no dejamos piedra y peñasco sin probar con resultados más que satisfactorios: varios Peces Agujas arremetieron ferozmente los poppers y señuelos de media agua y Peces Gallo atacaron los engaños sin entregarse en ninguna oportunidad. Logramos capturar un Trevally, un par de Agujas gigantes (Tylosurus) y 4 Peces Gallo (Roosterfish) de excelente porte. Sus combates fueron el deleite en nuestros equipos livianovs.Ya de regreso, en medio del mar nos cruzamos con un barco camaronero que nos ofreció un balde repleto de langostinos frescos, el cual retribuimos con cerveza helada y varios señuelos, asegurándonos una exquisita cena.
Fue un día distinto que disfrutamos plenamente.
El día siguiente -último de nuestro viaje- nuevamente partimos en busca de los colosos del mar. Nuestra primera escala fue en el famoso Banco Furuno para quitarnos las ganas de jiguear. Allí dimos con un gigantesco cardumen de Bonitos que durante varios minutos nos vaciaban los reeles y nos acalambraban los brazos sin dejarnos ni un segundo para recuperarnos. Los estratégicos movimientos del Capitán nos pusieron sobre las piedras más rendidoras logrando dar también con varios African Pámpanos y un Amberjack de pequeño porte.
Pasado el mediodía, pusimos cansados coincidimos en ir hacia los grandes y el mar nos volvió a regalar varios Velas.
La última captura, como broche de oro, fue un gigantesco Blue Marlin que nos brindó toda la majestuosidad de sus saltos acrobáticos y la belleza de sus líneas hidrodinámicas. Marcelo acompañaba al Capitán Melvin en el fly cuando un grito eufórico explotó en el aire: “Marlin!!! Marlin!!!”
Inmediatamente todos tomaron una caña y comenzaron a recoger los engaños velozmente para despejar la cancha. Fueron muchos minutos de dura batalla con este titán del océano. Les aseguro sin ningún lugar a dudas que es el pez más luchador y noble con el que un pescador deportivo puede enfrentarse. Por momentos me daba la sensación que lo tenía dominado y de pronto recobraba fuerza y a una velocidad tremenda comenzaba a sacar nylon sin parar. Parecía que me iba a vaciar completamente el reel. Hasta con sus soberbios saltos nos amenazó más de una vez subirse a nuestro barco por la popa.
Mariano desde el agua, no obstante haber sido rozado por este monstruo en una de las arremetidas buscando zafar del anzuelo, logró captar las imágenes más espectaculares que recordaré por siempre.
El capitán fue “popeando” el barco con magistral habilidad, Óscar tomó firmemente al Blue Marlin de 200 libras por el pico, quitó el anzuelo y lo oxigenó por varios minutos hasta que este monumento de la naturaleza lentamente se fue perdiendo en la profundidad del mar. Ya estaba todo dicho. No podíamos pedir más.
Cerca de las 16:00 hs emprendimos el regreso mirando el mar en silencio, con una sonrisa en nuestros rostros, repasando cada momento de esta experiencia tan fascinante como inolvidable.
Equipos utilizados: Para realizar estas pescas se necesitan de diferentes equipos, según la especie y modalidad, así como también gran variedad de señuelos y jigs.
Cañas: Shimano Trevala TC 4 30-60 libras y 60-200 libras, Five Star modelo Gorrit 40-120 libras y para la pesca inshore Shimano Sojourn 12-25 libras. Reeles: Shimano Stella 10000, Shimano Saragoza 6000, Shimano Stradic 6000 y 8000. Jigs: Butterfly de Shimano Short, Long de 120 a 200 grs, Williamson Benthos de 100 a 250 grs y Williamson Borthex de 60 a 200 grs.
Multifilamento: Power Pro de 60 libras, Sufix de 60 y 80 libras y Daiwa Samurai 70 y 80 libras.
Cabe señalar que todos estos equipos los podés encontrar en Pezcalandia cabecera Norte.
También te esperamos si te interesa profundizar en este tipo de excursiones.
Servicios de tours de pesca Aquafish Internacional
Aquafish Internacional viene realizando tours de pesca desde hace 8 años a distintos lugares de Sudamérica y Centro América, con el objetivo de brindarles a los pescadores deportivos la posibilidad de capturar las especies más deportivas de la pesca como lo son: el marlín azul, marlin negro, pez vela, dolphin, atún y un sinfín de especies que sólo podemos encontrar en estos destinos paradisíacos.
Si bien el objetivo principal de los Tours es la captura de especies increíbles, la empresa trata de combinar la pesca con el placer. Por ese motivo antes de promocionar un destino, Aquafish analiza un montón de factores para poder disfrutar una semana completa en compañía de otros pescadores, no solo regocijándonos con nuestro deporte, sino también pudiendo conocer lugares exóticos, playas soñadas, y destinos sumamente salvajes en un entorno único.
Cada uno de los tours tiene en encanto especial. Dependiendo del lugar donde se viaja, las combinaciones de pesca y placer varían sustancialmente..
Hoy en día tiene destinos programados a Costa Rica, Venezuela, Panamá y los Roques. Para consultas y fechas programadas Mariano de la Rúa. (54) 0223 451 1197. - (54) 9223 154 000813. - (54) 9223 154 001335 mail aquareef@infovia.com.ar
No tengo más que palabras de agradecimiento a mi Amigo Mariano de la Rúa por la organización de este Fishing de éste Tour y su esfuerzo para que pudiera viajar. Todo absolutamente todo, hasta los detalles más insignificantes, fue excelente. Desde los transfer, alojamientos, vuelos, etc. Todo fue más que la exactitud de los mejores relojes suizos.
Sin dudas Aquafish es la agencia por excelencia en la pesca deportiva en el exterior de la Argentina.
Obviamente no puedo dejar de agradecer a mis compañeros de pesca, Marcelo, Osvaldo, Oscar, Chochy y Mariano. A mi familia que personalmente tuvo que ver mucho en esta aventura y por sobre todo a nuestras tres sirenitas. Marcela, María y mi profe de fitness, Nadia.
Brindo por los Amigos y por las aventuras como ésta que estarán por venir.
Y como dicen los costarricenses “esto es COSTA RICA, ¡PURA VIDA compadreee!”
Por Gustavo Arduino
Staff Pezcalandia Norte
Fuente Pescanautas.com.ar