jueves, 7 de julio de 2011

Galápagos, un milagro interminable…

Quería compatir con los amigos de Pezcalandia y su comunidad, que días atrás regresé de mi último viaje de pesca del exterior, y no podía dejar de compartir esa experiencia con los amigos de la pesca.
En ésta oportunidad estuvimos pescando con un grupo de clientes en las conocidas islas Galápagos y como es sabido, el encanto del lugar viene acompañado con una espectacular pesca. De los días que estuvimos en las islas, solamente pescamos tres. La primera jornada de pesca fue directamente en búsqueda de los picudos, los marlin. En la zona es muy común obtener piques de marlin rayados, pero también se suelen dar los marlin azules o los tan buscados marlin negros. De éstas dos últimas especies, antes de realizar nuestro viaje, teníamos noticias de buenas respuestas, pero la pesca en Galápagos, cayendo en la época justa, es un poco difícil errarle. Así comenzamos nuestro primer día de pesca, zarpamos a las 6,30 am de la Isla San Cristóbal, desde el Puerto Baquerizo Moreno, con rumbo S, hacia la zona de la isla Española.
La particularidad de las islas volcánicas, es que las mismas se muestran como grandes montañas submarinas, motivo por el cual en algunos sectores nos encontramos con las islas cerca de nosotros sobre 300 metros de profundidad, o bien navegando sobre los 300 o 400 metros de profundidad de pronto nos encontrarnos con bajos de 20 metros. Esta característica del fondo marino la hace óptima para la pesca, por sobre todo alrededor de esos bajos en donde nos podemos encontrar con mucha vida submarina. Siguiendo con el relato, llegando casi a la zona de pesca a una velocidad de 20 nudos, nos empezamos a encontrar con los primeros marlin, y ahí comenzamos a trabajar. Desplegamos los tangones de la embarcación rápidamente (para aquellos que no conocen son los brazos que poseen los cruceros para desplegar sus aparejos en la modalidad de trolling, de este modo se permite arrojar hasta 6 señuelos sin que se enreden), y los primeros piques no se hicieron esperar.
Las corridas fueron espectaculares, veíamos como tomaban los señuelos desde el crucero, pero no lográbamos clavar ninguno. Tuvimos varias corridas firmes, los veíamos hasta de a 4 en un momento (que para aquellos que alguna vez tuvieron la posibilidad de realizar esta pesca, saben que ver esa cantidad de marlin juntos es un montón), pero se negaban a clavar. Hasta que le tocó el turno al amigo Don Luis Parma de la localidad de Bolívar que ya me lo había vaticinado. Para ser más precisos, en palabras de Don Luis, con quien ya hemos compartido innumerables momentos de pesca, muy cancheramente (si se me permite la expresión) dijo lo siguiente: “Eduardo cuando toque mi turno, para mi un pique es una clavada”. Y de ese modo, se pudo lucir con un espectacular marlin rayado (el striped marlin, para los que degustan leer el nombre de las especies en ingles). Ese marlin, corrió como lo hacen los grandes, y Don Luis lo aguantó como lo hacen los mejores.
Entre ese marlin y la embarcación había más de 300 metros, y no lográbamos hacer una toma firme con la cámara fotográfica, solamente filmar los increíbles saltos. Luego de unos 40 minutos de excitación con semejante captura, el mismo se pudo arrimar a la embarcación.
La habilidad de los marineros y del capitán, hizo que se pueda levantar el marlin del agua unos segundos para tomar algunas fotografías. Unos 30 segundos fuera del agua bastaron para capturar como 150 fotos entre todos los pescadores y unas 1500 imágenes en la memoria, luego al agua como corresponde, se lo oxigenó, y mientras se recuperaba me anime a tirarme al agua para hacer una tomas subacuaticas, pero lamentablemente la correntada que había en el lugar me impidió hacer una buena foto, pero estuve en el Océano Pacífico, en el medio de la nada, a unos 5 metros de un marlin de más de 150 kilos. En los días siguientes, tuvimos otras corridas de marlin rayados y un azul que dio una estampida al lado del barco, muchos atunes aleta amarilla, atunes negros, wahoo, albacoras, en la modalidad de jigging cerca de las islas capturamos también algunas viejas de mar. En una de las jornadas tuvimos también muchos ataques de tiburones grises y nos tuvimos que correr del lugar porque las presas venían por la mitad, no alcanzaba a llegar ningún atún entero al barco. En líneas generales, la pesca en Galápagos fue bastante buena, una pesca para recomendar. Si la tuviera que definir en pocos términos, por el despliegue que tiene, por la adrenalina, por los saltos del pez, por los equipos, el barco, el lugar, etc, “la pesca es, sencillamente hablando, cinematográfica” y en lo referente al entorno es un sueño, lo más parecido a la vieja película “La laguna azul”, que parafraseando a Whitman cuando se refiere al mar, “Galápagos es un milagro interminable…” Espero que les haya gustado el relato, y en lo referente a los viajes les comento que ya estamos pensando en nuestro retorno para este destino en los meses de Marzo, Abril, y Mayo del 2012 y en lo que sigue del 2011, nuestros próximos viajes de pesca al exterior son: Agosto y Setiembre del 2011 Amazonas peruano, yOctubre, Noviembre y Diciembre del 2011 la pesca en Salinas- Ecuador, este año con una promoción especial para pesca de marlin en Salinas-Ecuador que no te la podes perder. Por EDUARDO F. CAÑUETO (LOBO DE MAR)
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