Desde
Pezcalandia te contamos que un castrillonense, Miguel Rodríguez Fernández,
subió a la cumbre del Aconcagua, la montaña más alta de América, tras 17 días
de expedición para conseguirlo.
Miguel Rodríguez formaba
parte de un grupo liderado por Fernando Garrido, que quiso asumir el reto de
conseguir el ascenso hasta lo más alto con un puñado de valientes que tienen el
montañismo como hobbie.
De
hecho, el montañero asturiano, que es de Arnao y reside en Gijón, regresará a
su trabajo en Asturiana de Zinc cuando vuelva de Argentina, donde permanecerá
unos días descansando en Mendoza.
Con
Rodríguez y Garrido han convivido en los últimos días el valenciano José Ángel
Herreros, el madrileño Eusebio Beamonte y el francés Daniel Raucoules.
Finalmente
Herreros no pudo hacer cumbre porque el jueves por la noche se encontraba algo
indispuesto, y tuvo que quedarse esperando a sus compañeros.
Los
montañeros se comunicaban cada día con España sobre las seis de la mañana (hora
española), y tras varios días de incertidumbre por culpa de los fuertes vientos,
el jueves estaban dispuestos a subir a pesar de todo. Hicieron cima a las 17.17
horas -en España, cuatro menos en el Aconcagua-, según han ido explicando en un
diario de viaje en un digital que ha patrocinado la experiencia.
Cristina
Cortina, esposa de Miguel Rodríguez, ha seguido la aventura desde Asturias,
bastante más pendiente que en otras ocasiones por la amplia información de la
que disponía en esta ocasión. Ella misma comentaba que el jueves por la noche
no durmió bien, y a las seis de la mañana ya estaba pendiente del ordenador
para conocer la decisión de la expedición. Ayer por la tarde, tras hacer
cumbre, se mostraba muy contenta a la espera de poder hablar con su marido.
El
grupo necesitó ocho horas y media para superar los mil metros del llamado techo
de América, debido al fuerte viento, que les retrasó algo más de cuatro. A
primera hora del día soplaba a 50 kilómetros por hora, y la temperatura era de
15 grados bajo cero.
Fuente
El Comercio