miércoles, 13 de mayo de 2015

Bahía San Blas en un verdadero faro turístico


Desde Pezcalandia te contamos la belleza de Bahía San Blas.
Sus costas vírgenes invitan al ecoturismo y la variedad de platos a base de frutos de mar, que los isleños preparan y sirven con la calidez que los caracteriza, atraen al visitante que gusta de la comida gourmet.


La localidad de Bahía San Blas está emplazada en la isla El Jabalí al sur de la provincia de Buenos Aires en el partido de Carmen de Patagones, distante 918 km de la Capital Federal.
Para acceder a ella hay que tomar por la ruta Nacional N°3 hasta llegar al paraje La Querencia y luego hacer unos 60 kilómetros hacia el Este por un camino de ripio.
Fue declarada "Reserva Natural de Usos Múltiples" en el año 2001, en la zona que se extiende desde la desembocadura del Viejo Río Colorado, por el norte, hasta el faro Segunda Barranca; dentro de esa franja es prohibido cazar y sólo puede practicarse la pesca deportiva y deportes acuáticos.
Bahía San Blas, reviste carácter de humedal por la diversidad de ambientes acuáticos que contiene. Posee bancos arenosos y numerosas islas, como Gama, Flamenco y de los Césares, pero sólo la isla El Jabalí está unida al continente por un puente carretero.
Al pie del puente el visitante encontrará la Oficina de Informes Turísticos, donde podrá obtener folletos, mapas y toda la información sobre el lugar.
La playa cuenta con embarcadero, dado que las mejores especies se obtienen desde embarcaciones mar adentro. Distintas especies de tiburones habitan la zona: gatopardo o tiburón vaca de hocico corto, escalandrún o tiburón toro, bacota o tiburón cobrizo, tiburón martillo y cazón, incluyendo el gatuzo del Atlántico sudoccidental.
El habitat del tiburón gatuzo -algunos ejemplares llegan a pesar 130 kilos- es en los alrededores de la isla Los Cangrejos, a tres horas de navegación desde Bahía San Blas. Frente a la isla Gama, situada en las inmediaciones de la isla El Jabalí, los turistas podrán salir de pesca en las embarcaciones deportivas con la posibilidad de capturar corvinas, pescadilla y grandes rayas.
Cuando hay marea creciente, una opción interesante es el arroyo El Jabalí, donde se pueden capturar pejerreyes, lenguados, corvinas, róbalos, pescadillas, lisas y borriquetas. En las áreas de formación de pequeñas rompiente, desde el puente y con líneas de fondo se puede obtener el pejerrey panzón.
La presencia de muchas especies patagónicas y la conservación de la naturaleza convierten a esta isla en un espacio ideal para el ecoturismo: en medio de un clima sereno, los turistas llevan a cabo safaris fotográficos y en los avistajes de fauna pueden observar entre otros al cardenal amarillo, muy valorado en la región dado que es una especie en extinción.
La práctica de deportes acuáticos es muy variada -puede realizarse tanto en su ría como a mar abierto- y las opción de alojamientos también: hay casas para alquilar, hosterías y cabañas. Además, los campings cuentan con fogones, salones de usos múltiples y sanitarios.
Bahía San Blas es muy visitada durante los fines de semana largos, ya que cuenta con todo lo necesario para gozar de una estadía confortable. Aunque el flujo turístico más numeroso se produce entre septiembre y mayo, los devotos de la pesca del pejerrey y del panzón, se encuentran presentes también en el invierno.
Además de tener destacamento policial, la Prefectura Naval custodia permanentemente el área. Hay locutorios, farmacia, sala de primeros auxilios, capilla y radio FM.
En cuanto a la gastronomía, las marisquerías sirven exquisitos platos a base de frutos de mar. También hay rotiserías, confiterías y pubs, pero no se cuenta con cajeros automáticos ni estaciones de GNC.
Bruce Trousdell, antiguo pescador, quien vive en una casa a la vera del arroyo El Jabalí, bordeada por una tupida arboleda, con un muelle y dos embarcaciones, es uno de los guías turísticos mas experimentados del lugar y conoce los momentos y las formas más adecuadas para trasladar al visitante a distintos sitios.
Los lugareños afirman que es el marino más avezado del lugar: lleva el mar metido en la piel, es quien más conoce los secretos de la zona, y su destreza en la navegación lo llevó a ser convocado varias veces por la Prefectura para colaborar en circunstancias complejas.
"Si un marino llega a viejo es porque tuvo mucha, pero mucha suerte, o porque fue por lo menos medianamente perspicaz. O un poco de las dos cosas. La naturaleza te da muchas señales: los cambios de tiempo y de viento, las gaviotas y las mareas. Si sabés leer estos indicios, es difícil que te suceda algo malo", le explica Trousdell a quien quiera oírlo.
Como él, hoy muchos otros ex pescadores de Bahía San Blas se dedican actualmente al turismo.


Fuente Telam