Les contamos desde Pezcalandia que el montañismo es
una disciplina de alto riesgo que pocos pueden emprender, y se lo considera un
estilo de vida. Varios pampeanos intentaron hacer cumbre en el Aconcagua, pero
no todos lo consiguieron.
Eran las 4 y media de la tarde y bajo el sol
que iluminaba la escena los hombres se abrazaron, a pura emoción. Habían
cumplido un sueño… pero no uno cualquiera: padre e hijo habían conseguido hacer
cumbre en la cima de América.
José Sevilla (53) y su hijo Federico (26) se
habían juramentado que alguna vez iban a hacer cumbre en el Aconcagua, y la
tarde del 16 de enero -precisamente el día que el pibe cumplía sus 26 años
(vaya regalo que se hizo)- llegaron al objetivo.
José viene realizando ascensos a distintos cerros
desde hace mucho tiempo; y dos veces había logrado antes hacer cumbre en la
montaña más grande de la cordillera de los Andes. De a poco empezó a interesar
a su hijo mayor, Federico, en la actividad, y éste con solamente 14 años estuvo
por primera vez en la base del Aconcagua, aunque naturalmente por su edad
estaba impedido de cualquier exigencia superior. Fue solo conocer, y saber que
un día lo intentaría.
En 2012 y 2015 padre e hijo lo intentaron, pero
factores climáticos malograron el esfuerzo y debieron resignarse. Pero no
cejarían en su ambición, y después de prepararse concienzudamente -mucho
trabajo aeróbico, salir a correr, y fortalecer los físicos-, llegar a sentir
que, ahora sí, estaban listos.
Prepararse a conciencia.
Los que intentan el asalto al monte más alto de la cordillera andina, deben
además de prepararse convenientemente, tener varios aspectos en cuenta. La
aclimatación, y la prevención del MAM (Mal Agudo de Montaña), obliga a un ascenso gradual, con una buena planificación
y minimizar los efectos de la altura.
Eso fue precisamente lo que hicieron José y Federico: “El 3 de enero estábamos
en Mendoza, hospedado en Las Cuevas, a 3.300 metros, cerca de Horcones, donde
se halla instalado el Puesto Guardaparques”, donde a cada montañista se le
entrega una bolsa de residuos numerada, que deberán retirar del Parque
Aconcagua cuando finalicen la expedición.
“Para aclimatarnos hicimos dos cerros, de 3.800 y 5.000 metros de altura, y ya
quedamos listo para intentarlo -dice a media voz Federico sobre la
impresionante experiencia que vivió-; y el día 7 entramos al parque con mi
papá. Yo y él solos, aunque arriba nos íbamos a encontrar con una expedición…
mi papá era el mayor de todos los que estaban ahí, y yo el de menor edad”,
cuenta el joven.
“Las nubes ahí abajo”.
“Cuando empezamos a subir, al principio tuvimos buen tiempo, pero cuando nos
habíamos fijado en el clima estando en la base nos daba que iba a haber mucho
viento en los siguientes días, por lo que esperamos el momento. El 13 de enero
nos daba como posible hacer cumbre y habíamos empezado a subir, pero se dio que
se abrió otra ventana de poco viento y lo hicimos en ese momento”, continúa el
relato. El asalto final al Aconcagua les demandó más o menos 4 horas y media.
“¿Qué se siente cuando llegás arriba? Es difícil de explicar, pero con papá nos
miramos, nos dimos un fuerte abrazo y claro… sí, lloramos”, admite. “Es algo
increíble, porque estás rodeado de cerros, pero todo lo ves desde arriba, y era
fantástico ver las nubes debajo de nosotros… es un espectáculo irrepetible”,
sostiene Federico.
“Nos sacamos una espina”, continúa, “porque si bien con mi papá habíamos
compartido ascensos en otros cerros, esto era único. Ahora él dice que ya está,
que fue el último, y no sé… pero yo voy a seguir, seguro”, afirma.
José Sevilla es ex funcionario municipal; Federico estudia Administración de
Empresas, y le falta solo una materia para recibirse. Y cabe pensar que, si se
le animó al gigante de América, lo que le falta para recibir su título es, nada
más, un trámite.
“Tengo una hermana menor, Belén, y mi mamá es Claudia. Ellas tenían más ganas
que nosotros de que pudiéramos… mamá siempre lo bancó a mi viejo en esta
actividad”, concluyó.
El punto más alto de la cordillera
Ubicado a 175 kilómetros de la ciudad de Mendoza, con ingreso por la ruta
internacional n° 7, está el Parque Provincial Aconcagua. Su nombre proviene del
quechua “Ackon Cahuak”, y significa “Centinela de Piedra”. El punto más alto de
la Cordillera de Los Andes tiene una cota de 6.962 metros, según el Instituto
Geográfico Militar.
Se conocen 34 rutas posibles de ascenso al Aconcagua, y la denominada Ruta
Normal -utilizada por los Sevilla- se ubica en la cara Noroeste del coloso de
América. La primera expedición que hizo cumbre se hizo en 1897. No todos los
que lo intentaron pudieron lograrlo.
Fuente
La Arena