El “Capitán” Marzón nos ofrece una rareza, entre tantas que iremos desgranando, sobre el muelle de la Asociación Argentina de Pesca, sede Viamonte. El entusiasmo inicial de aquellos pioneros del club fue tan intenso, que utilizaron el espacio ubicado debajo del tablado del muelle para construir una serie de casillas de pesca con los postes y travesaños y tener “un pesquero individual”, por el que se pagaba un adicional. Algunas eran aceptables y otras no tanto.
En esos primeros años, el país era otro y también el muelle
que era de reciente creación. Recordemos de paso que en aquel entonces no tenía
los 730 metros actuales sino 1200, ya que el espacio que actualmente ocupa hoy
el parque era río abierto. Así fue como un grupo de asociados tuvieron sus
pesqueros individuales.
Estaban ubicados debajo del muelle y tenían las dimensiones
de una habitación pequeña. Eran de madera y habían sido construidos por los
mismos asociados. Al habitáculo se ingresaba por arriba mediante una
“escotilla”, como muestra una de las imágenes que acompaña a este texto.
También tenían ventanas laterales para sentarse a pescar directamente desde
allí. Muchos dejaban sus implementos de pesca y hacían pequeñas reuniones.
Lamentamos en Pezcalandia que terminaron destruidas por
sucesivos temporales en la década de 1950. Además, se advirtió que la
resistencia que le ofrecían al oleaje durante las sudestadas eran perjudiciales
para el muelle.
Una larga historia que comienza en 1936 con algunos relatos
que se pueden contar y otros, que quedarán en el anecdotario de la mayoría de
los protagonistas que ya no están. De las pescas de aquellos tiempos, nos
ocuparemos en otra ocasión.
Prensa & Difusión
Pezcalandia
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Fuente Weekend-Editorial Perfil