La pesca del surubí, tanto comercial como deportiva, quedó
prohibida desde el 02 de Noviembre y hasta el 31 de diciembre en todo el
territorio de Santa Fe por la vigencia de una veda que tiene por objetivo
proteger las dos especies de ese pez que se encuentran en los cursos de agua de
la provincia, informó el Ejecutivo local.
Se trata de una medida que incluye la captura, el acopio, el
transporte y la comercialización de ejemplares, establecida en la resolución
168/2005, basada a su vez en la ley provincial 12.212, que define normas y
requisitos para ejercer las actividades relacionadas con la pesca.
En Santa Fe existen dos clases de surubí: el pintado
(pseudoplatystoma coruscans) y el atigrado o rollizo (pseudoplatystoma
fasciatum), y en ambos casos su captura no podrá llevarse a cabo hasta el
último día de este año.
El gobierno de Santa Fe recordó que, además, están vigentes
las disposiciones de veda para otras especies, como el dorado, el pacú y el
manguruyú.
En el caso del dorado, únicamente se permite la pesca
deportiva con devolución obligatoria, mientras que para el pacú y el manguruyú
se prohíbe la pesca comercial y deportiva en forma permanente.
Un río sin peces
Más de 500 pescadores y ningún pescado. Ese había sido el
saldo de la Fiesta Nacional del Pacú 2022, que cada final de verano se organiza
en la localidad correntina de Esquina y terminó sin ninguna captura ante la
sorpresa general. A principios de abril, otro encuentro de pesca deportiva, la
Fiesta Provincial del Surubí entrerriano de La Paz, encendió otra luz de
alerta: apenas 13 piezas salieron de las aguas marrones del río Paraná. A eso se
sumó un dato más: en el 35° Concurso Argentino de Pesca del Surubí que se hizo
hace tres semanas en Reconquista, Santa Fe, salieron solo 50 ejemplares de ese
emblemático pez litoraleño, contra 503 en 2019.
Tras casi tres años de bajante extraordinaria y ningún plan
de manejo específico para gestionar el recurso, existen señales que indican que
las poblaciones de peces del río Paraná sufren el impacto de la prolongadísima
falta de agua (que afecta sus ciclos reproductivos), así como las consecuencias
de la presión pesquera en un escenario natural muy frágil.
“Son datos muy preocupantes, no sabemos realmente cuánto va
a aguantar este ecosistema medianamente saludable. Está claro que lo estamos
perdiendo por la presión humana y ya vemos que hay especies en remisión y una
gran baja de la biodiversidad tras las quemas de los dos últimos años”, había
explicado a Pezcalandia Andrés Sciara, exdirector del Acuario de Rosario y
actualmente decano de la Facultad de Bioquímica de la Universidad Nacional de
Rosario (UNR).
Pezcalandia
Prensa & Difusión
Fuente: La Nacion