Desde su lugar de trabajo, García analiza la situación de
biomasa de los recursos para asesorar sobre cuánto y cuándo se debe pescar.
¿Cuáles son las especies sobre las que se trabaja? En la zona costera hay 110
especies, de las que las comerciales son el besugo, el pez palo, la pescadilla
y la corvina. De esta última se obtienen entre 35.000 y 40.000 toneladas
anuales.
En estos días, acaba de regresar de una campaña que tiene
como objetivo estudiar los movimientos de esta especie tan característica de la
Costa Atlántica argentina a fin de poder colaborar en la determinación, por
ejemplo, los indicadores de inicio y fin de la zafra.
“El objetivo final es la conservación del recurso pero a
través de un uso racional, no una conservación sin uso”, explica, al tiempo que
aclara que el objetivo es “que se pueda pescar pero que los niveles de biomasa
se mantengan”.
En este aspecto, el INIDEP “asesora al concejo federal
pesquero acerca de la situación de biomasa de los recursos para que puedan
tomar mejores decisiones sobre medidas de manejo del recurso”.
Con los datos tomados, el equipo al que pertenece García
“calibra modelos matemáticos que predicen el estado de biomasa a 5, 10 y 15
años”.
Acerca de la corvina rubia, están enfocados en “comprobar la
hipótesis que dice que la corvina rubia ingresa a principios de invierno por el
norte del Río de la Plata y va bajando hasta la Bahía de Samborombón y vuelve
probablemente al sur de Brasil”.
Hoy por hoy, en la mesa de los argentinos son otras especies
las que están representadas, porque los peces costeros básicamente se exportan.
“El principal comprador de corvina es China y los asiáticos”, explicó. “Ellos
imponen el tamaño, lo que es un gran problema. Hace algunos años la corvina
juvenil, la que entra en el plato, vale más cara que la más grande, que se debe
partir en dos”, añadió.
Por supuesto, aclaró García, “no nos gusta que se pesque en tallas
menores a la edad reproductiva, porque eso hace a la sustentabilidad del
recurso”.
Otros problemas de depredación de la riqueza ictícola se dan
en zonas más profundas, especialmente con especies como la merluza, el calamar
y el langostino, de las que se extraen hasta 300.000 toneladas. La cuestión
central tiene que ver especialmente con el calamar “porque está en el borde del
talud, en la milla 200, en el límite con aguas internacionales”.
Allí “muchos países que están depredando legalmente del otro
lado del alambrado, podríamos decir, pero es vox populi que ingresan al lado
argentino. El tema de las aguas internacionales es un gris en la pesca
internacional y habría que darle una solución”, concluyó.
Pezcalandia
Prensa & Difusión
Fuente: entrelineas.info