La inmensa región chaqueña cubre gran parte del norte de Argentina y se divide en dos subregiones: el Chaco Seco y el Chaco húmedo. Se extiende por varias provincias políticas, pero a nosotros en esta sección nos interesan fundamentalmente Santiago del Estero, Chaco, Formosa y este de Salta, que son las que aún albergan poblaciones de Yaguareté.
Tierras duras si las hay, con temperaturas superiores a los 45° centígrados y escasísimas fuentes de agua, pero que albergan una variedad impresionante de especies animales como el Tatú Carreta, el Chancho Quimilero, el Oso Hormiguero Grande y todavía, al fabuloso Yaguareté. En las regiones del Chaco Húmedo, la situación del Yaguareté es más comprometida que en las zonas secas. Esto se debe al avance del hombre sobre sus ambientes naturales.
Si bien los Tigres del Chaco húmedo se consideraban extinguidos, recientemente han habido informaciones que indican la presencia del Manchado en el Parque Nacional Pilcomayo, en sectores al oeste del área protegida y algún que otro punto en zonas del este chaqueño, donde hace años no se tenían noticias de Jaguares, y si bien es muy posible que se trate de individuos en tránsito desde el vecino Paraguay, es una excelente noticia, y así como nada hacía pensar de su presencia en esos parajes, no hay nada tampoco que indique que no pueden quedarse en forma permanente si se actúa a tiempo.
Pero más allá de estas buenas nuevas, la situación del Yaguar en esta provincia fitogeográfica es la menos conocida de todas. No existen grandes áreas protegidas interconectadas y menos aún correctamente implementadas, el ritmo del desmonte es abrumador (de los más altos del mundo), acompañado por una situación social al límite que en gran medida se abalanza hacia los cada vez más escasos bosques nativos en busca de recursos que generen algunos pocos ingresos para subsistir, como sucede en casi todas la áreas en donde aún es posible encontrar Jaguares en Argentina.
Sin embargo, el Parque Nacional Copo, en el extremo noreste de Santiago del Estero (114.000 hectáreas de bosques de quebracho), junto a una reserva provincial lindante que sumarían poco más de 170.000 hectáreas protegidas -al menos en los papeles- pueden convertirse en una esperanza, más aún si tenemos en cuenta un ambicioso proyecto de conformar un área especial al estilo del corredor verde misionero o una reserva de biósfera (para nosotros esta figura sería la ideal) que atravesaría desde Copo, la provincia de Chaco hasta Formosa, incluyendo en su interior al Parque Provincial Fuerte Esperanza, La Reserva Natural Loro Hablador, la Reserva Natural Formosa y acompañada de la creación de otra área protegida (que serían los núcleos) a ambas márgenes del río Bermejo.
A diferencia de las otras zonas Tigreras (Misiones y las Yungas) no existen programas ni trabajos de investigación o protección en funcionamiento.