Dias pasados nos encontramos a Wilmar que paso a testear parte del nuevo equipamiento que Pezcalandia esta preparando para la temporada 2009, nos comentó una nota realizada en Esquina.
Como siempre difundimos lo importante del sector, aqui la tienen.
Pese al agua turbia, Esquina está dando dorados de gran tamaño.
Si Corrientes es la Patria del Dorado, Esquina es nuestra primera escala al paraíso. Porque es el pesquero más cercano que tenemos quienes viajamos desde Buenos Aires y porque en su rico marco de islas y su geografía cambiante, que va desde el imponente Paraná a los infinitos riachos y esteros, siempre nos da buenas alternativas de pesca. Esta vez fuimos a Esquina con un plan distinto: si la oferta esquinense siempre pasa por doradillos o ejemplares que apenas pasan la medida, en esta ocasión la idea era tentar a los dorados de dos cifras, esos que pasan los 10 kilos. ¿Seguro que hablamos de Esquina? Sí señor.Nuevamente elegimos como centro de operaciones las cabañas Arco Iris, que ofrece una amplia oferta de servicios al turista como para que la cosa sea mucho más que pesca: un descanso completo, con buena gastronomía y hospedaje. Allí el propietario del complejo, Pelusa Pizzeta, había alertado a nuestros amigos Pablo y Valentín Di Santi, de Tiempo de Pesca, de las bondades del pique sobre los veriles del Paraná. Como dijimos, se hablaba de dorados de más de 10 kilos y quisimos ir a comprobar si era cierto que salían tan tremendos bichos a esa altura del Paraná.De este modo, pese a que nos advirtieron que el agua bajaba con mucho sedimento (color chocolate, como solemos decir), nuestros amigos de Tiempo de Pesca junto a su colaborador Alejandro Uesugui, partieron desde su Chivilcoy natal a la tierra del buen dorado.Al llegar comprobaron que la creciente que bajaba del Norte traía agua muy sucia. Partimos en la primera salida (la excursión duró dos días) portando carnadas muy grandes para lo que habitualmente solíamos llevar. Es decir, usamos las grandes mamachas, morenas de tamaño superlativo para ir por el dorado bueno de verdad. No olvidamos también cargar cascarudos y anguilas, otros cebos muy rendidores de gran vitalidad en el agua.Apenas navegamos 20 minutos aguas arriba cuando el guía Pedro -que con él salimos- dio la orden de tirar. No pasó mucho para la primera emoción, un dorado de 8 kilos. Tras ése, otro de similar tamaño, aunque para Pablo era un poquito mayor que el anterior. Cada pasada nos daba un pique de dorado grande, aunque era difícil clavarlos por el volumen de la carnada.Dándole más tiempo a la llevada de cada dorado, las clavadas se hicieron más certeras. La clave estaba en garetear sobre el veril del Paraná, pues allí comía el dorado grande, lejos de las molestas palometas de los arroyos y bañados interiores. Finalmente, la sorpresa mayor: Valentín metió un doradazo de 11 kilos que se entregó tras regalarnos unos saltos increíbles. Así es el Paraná: a veces viajamos muchos más y no obtenemos esta pesca y en ocasiones muy cerca están los colosos del río, esperando a quien quiera ir por ellos.Usamos para esta pesca cañas Shimano Convergence de grafito, para 15/30 lbs, reeles, reeles Spinit RC gold Six de 6 rulemanes o tipo 6500 y nailon de 0,40. El plomo varió de 10 a 30 gramos según la intensidad del viento. Los dos días de pesca fueron sensacionales, dado que el pique no era constante pero cuando se daba, se trataba de dorados grandes.Muchos dirán que en este momento el agua no es la mejor para pescar en Esquina, pero pese al “chocolate” logramos doradazos de ensueño que nos invitan a volver muy pronto por estos pagos.
Por Wilmar Merino
Fuente Diario Popular
Imagen ilustrativa La Gaceta