En Pezcalandia, siempre estamos con la información del sector, hemos recibido este artículo, que lamentablemente da muestra de una realidad.
Según estadísticas oficiales, en Argentina hay unas tres millones de personas que practican la pesca deportiva. Esta cifra hace que una gran industria se mantenga en movimiento durante todo el año según sea la temporada de cada especie. Asimismo esa gran industria hace que la difusión de este deporte tenga una actividad también continua y se pueden ver en canales de cables, varios programas especializados, así como se pueden escuchar también en radios capitalinas y del interior.Sin duda la provincia de Buenos Aires es donde más gente lleva adelante la práctica, tanto en Capital Federal, el Conurbano y el interior de la Provincia, y es aquí donde más ha golpeado la sequía ya que como hemos podido ver, ríos, arroyos y lagunas han disminuido drásticamente sus caudales de agua, y algunos son hoy sólo polvorientos lugares u otros se han convertido en un lodazal nauseabundo, hecho que hace que miles de personas estén inmovilizadas ante la falta de opciones para practicar su deporte favorito.Claro que no es sólo la seca la que ha conspirado contra los pescadores que han visto morir miles de peces, si- no, la falta de control del gobierno provincial y los gobiernos comunales que no protegen a las especies de los depredadores, que mediante todo tipo de redes u otros artilugios, han saqueado ríos, lagunas y arroyos, - y ni hablar de la contaminación que a simple vista se observa en muchos lugares.Volviendo al tema de la protección de las especies, qué gran diferencia uno observa con otros lugares del país, como por ejemplo la Patagonia, donde se nota el interés por la protección del recurso, asegurando además el `negocio' que siempre haya visitantes para practicar la pesca y dejen dinero en sus estadías en cada pueblo donde concurren.
Seguramente la seca pasará y la oferta en distintos lugares volverá a tenerse, lo que uno supone que no pasará, es que el estado provincial controle los diferentes espejos de agua y que los municipios también dispongan medidas que finalmente redundarán en una mejor economía para ellos y diversión y placer para sus habitantes.
Debemos ser los buenos pescadores, los buenos programas de difusión, los que insistamos en que se cumplan las leyes que hay, el Estado debe tener un control rígido y permanente, sino dentro de algunos pocos años pescar será sólo un lindo recuerdo que los más grandes les contaremos a los más chicos, y la seca dará igual, pues nada habrá en arroyos, ríos o lagunas.
Por Carlos Guzmán
Fuente Semanario presente