En Pezcalandia, entendimos como bueno, difundir esta info. Al igual que Groenlandia está sufriendo los efectos devastadores del calentamiento global, perdiendo masa de hielo a velocidad vertiginosa, en Perú llevan 30 años viendo como la superficie glaciar del país se ve reducida un 22%.
Este dato es más preocupante (si cabe), cuando tenemos en cuenta que casi el 80% de los glaciares tropicales del mundo están en Perú, y que estos constituyen el 60% de la reserva de agua del país. Según los expertos, para el año 2020 no quedarán en Perú glaciares por debajo de los 5.500 metros, y la ONG Glaciares del Perú ha decidido tomar cartas en el asunto con una idea que se sale de lo habitual: pintar los glaciares de blanco.
Es sabido por todo el mundo que el color blanco repele el calor, lo refleja, no lo absorbe. Es una iniciativa totalmente ecológica, como podemos comprobar. De hecho, se tiene pensado llevarlo a cabo con el dinero ganado gracias a ganar el concurso “100 ideas para salvar el planeta”, por el cual ganaron 200.000 dólares.
Las propuestas que llegaron a concursar fueron más de 1700.A medida que el deshielo se acentúa, las rocas quedan a la interperie, mostrando su color oscuro al aire libre, lo que provoca que el calor sea absorbido más rápidamente y, consecuentemente, el deshielo gane velocidad y los glaciares tengan sus días contados. Pintando esta base de blanco, se persigue reducir considerablemente el deshielo de los glaciares, y el primero que lo probará será el monte Razuhuillca, a 5.200 metros de altura.
Si están preocupados porque la pintura blanca vaya a hacer más mal que bien a los glaciares, no hay nada de qué preocuparese porque la pintura está hecha sólo con productos naturales que no dañan el medioambiente y no contamina el agua.
Los encargados de llevar a cabo este proyecto serán los habitantes de las comunidades campesinas del lugar, que conocen bien el terreno y tienen la preparación física adecuada, además de todo aquel que se quiera unir si consiguen pasar unas pruebas físicas.
El objetivo final es pintar de blanco 3.000 kilómetros cuadrados de los Andes.
Fuente ElMundo