Les contamos en
Pezcalandia que para Viridiana es el quinto ocho-mil en su meteórica carrera
como himalayista, una expedición que durara 54 días, en un estilo que se aleja
de los principios del estilo alpino, un estilo que sea denominado “turismo
alpino” o “expediciones comerciales” en donde las compañías contratadas se
encargan de armar los campamentos, cocinar, portear equipo, subir tanques de
oxígeno, fijar cuerdas y llevar un guía para solucionar los aspectos y riesgos
a los que típicamente se enfrenta un montañista, es decir son clientes que
pagan por servicios “all inclusive”
Al parecer Viridiana tratara de convertirse en la primera
mujer mexicana en ascender los catorce ocho-miles, gracias al patrocinio de
grandes marcas masivas, sabemos que hacer cumbre contratando los servicios de
empresas no tiene valor deportivo para los montañistas más éticos. Es un logro
personal y se reconoce su esfuerzo, eso es indudable. En lugares donde hay una
cultura de montaña pobre estos “montañistas” utilizan la mercadotecnia para
conseguir grandes patrocinios y sus ascensos los convierten en oro, sin
importarles el estilo, la ética o la innovación deportiva.
Llegan a promover farsas, se creen semi-héroes, incluso llegan a
convertirse en “motivadores” parándose frente a personal de grandes empresas,
desgraciadamente pregonando mentiras de sus ascensos y alimentando su ego.
En contraste el estilo alpino es considerado la forma más
pura de hacer montañismo al ser autosuficiente y dejar el menor rastro posible.
En este estilo es el mismo montañista quien carga su comida, tienda, equipo,
fija sus cuerdas, no utiliza oxígeno; a la vez que hace sus propios estudios de
clima y condiciones; es responsable de tomar las decisiones, y asume su propio
riesgo. El estilo alpino, es veloz, limpio tanto en el sentido estético como
ambiental, y demanda del atleta un compromiso físico y mental proporcional a
sus objetivos.
De acuerdo a lo anterior se considera preferible el estilo alpino cuando
se buscan objetivos deportivos, mientras que el estilo “comercial o turista
alpino” es principalmente utilizado por aquellos con pretensiones comerciales,
compromisos publicitarios, aspiraciones de titulares noticiosos, o simple
experiencia personal y con una disminución notable del riesgo inherente a la
práctica del montañismo.
Esto ha provocado, en años recientes, saturación de montañas, grandes
récords de cumbres, y polémicas relacionadas a la compensación y reconocimiento
de sherpas, contaminación de las montañas, confusión mediática al asignar
créditos deportivos a logros comerciales, etc.
Juan Vallejo un reconocido alpinista español, en 2011 definió las
diferencias de estos estilos en esta frase “La pureza del alpinismo o el circo
de la montaña”. ¡Hasta la próxima!
Fuente El Sol de Tlaxcala