Nos llega a la redacción de Pezcalandia ésta lamentable carta.
Parece que una de las
consecuencias que ha traído esta pandemia es la vuelta de muchas personas a la
montaña, valorando así los espacios abiertos. El excursionismo nos
aporta mucho como sociedad. El que ahora mucha gente empiece a hacer deporte y
a considerar cuidar su salud es una noticia excelente. Este pensamiento mirando
a un futuro sanitario es sublime. Debemos a cambio, al menos, no dejar con
nuestra visita, una horrorosa huella en la naturaleza. Les reconozco, como
cosmopolita llegada hace unos años a un pueblecito de montaña, que ahora veo
las grandes diferencias entre la ciudad y la montaña que antes no veía. Sufro
diariamente en mis paseos matutinos, el encontrar tiradas botellas de plástico,
latas, bolsas, pañuelos… y es frustrante el encontrar ahora también
mascarillas. Aquí no pasa diariamente el camión de la basura y las batidas
municipales no llegan a todos los rincones. Es muy difícil mantener este lugar
limpio. Por eso escribo esta carta, para trasladar este mensaje. Igual que
revisamos bien llevar nuestro teléfono móvil bien cargado de batería, para
hacer mil fotos del paisaje, debemos revisar por favor, no dejar nada que no
estuviera antes de nuestra visita. Esa basura no habla pero dice mucho de quién
la deja. Por un montañismo sostenible, evitemos ser buena gente con malas
formas.
Por Azu Martínez García
Fuente Diario de Navarra
Pezcalandia
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